Marketing Mobiliario │ Liderazgo Mobiliario │ Las 21 Leyes Irrefutables del Liderazgo │ La Ley del Crecimiento Explosivo

EN  1984,  A LA EDAD DE VEINTIDÓS AÑOS, John Schnatter inició su propio negocio. Comenzó vendiendo pizzas en un cuarto de  utensilios de  limpieza remodelado en la Taberna Mick’s, una estancia de la que su  padre era co-propietario. Aunque era sólo un joven, tenía gran visión, impulso, y energía — suficientes  para convertir su diminuto puesto de venta de pizzas en un buen éxito. El  año siguiente abrió su primera tienda al lado de Mick’s en Jeffersonville, Indiana, y le  puso el nombre de Papa John’s. Durante los años siguientes, Schnatter trabajó duro para erigir su compañía. Con el tiempo abrió otras tiendas, y después comenzó a vender franquicias. A comienzos de 1991, tenía cuarenta y seis tiendas. Esto solamente ya es una historia de buen éxito. Pero lo que sucedió en los siguientes años fue aun mejor.

En 1991 y 1992, Papa John’s dio un gran giro. A fines de 1991, el número de tiendas se había más que duplicado a ciento diez unidades. A fines de 1992, se había duplicado nuevamente a doscientos veinte. Y el crecimiento ha seguido dramáticamente. A principios de 1998, la cantidad sobrepasaba mil seiscientos. ¿Qué hizo que la compañía experimentara un período repentino de rápida expansión?  Podemos encontrar la respuesta en la Ley del Crecimiento Explosivo.

Schnatter siempre había empleado a buenas personas, pero en los primeros años realmente había sido él el único  líder y la fuerza impulsora  principal detrás del buen éxito del negocio.  En el decenio de los años  ochenta no  pudo dedicar mucho tiempo a la formación de otros líderes fuertes. “Me  está exigiendo mucho crecimiento”, dice Schnatter respecto al buen éxito de Papa John’s. “Lo más difícil entre mis 26 y 32 [años de edad], era que había muchos John Schnatter  a mi  alrededor [gente con gran potencial que necesitaba un mentor]. Necesitaban mucho  entrenamiento,  y yo estaba tan ocupado en mi  propia formación, afanoso en llegar al  nivel siguiente, que no formé a aquellas personas. En consecuencia, las perdí.  Mi trabajo es formar a  los individuos que edificarán la compañía, y eso va a ser mucho más difícil para mí  que la apertura de las primeras mil doscientas tiendas”.

LA CLAVE DEL CRECIMIENTO ES EL LIDERAZGO

A principios de los noventa, Schnatter comenzó a pensar en lo que realmente se necesitaría para hacer crecer la compañía. La  clave era el liderazgo. El, por su parte, ya había empezado a crecer como  líder. El significativo progreso de su liderazgo fue lo que sirvió para atraer mejores líderes y poder dedicarles el tiempo que necesitaban. Fue entonces cuando comenzó a reclutar a algunas de  las personas que actualmente dirigen la compañía, incluido Wade Oney, el jefe principal de operaciones. Wade había trabajado para Domino’s Pizza durante catorce años, y  John pensaba que este individuo era uno de los que había contribuido al tremendo buen éxito de esa compañía. Cuando Wade salió de Domino’s, John inmediatamente le pidió que  entrara al equipo  de Papa John’s Pizza.

Schnatter ya había establecido una compañía que podía hacer una pizza de sabor tentador — y en el proceso obtener una ganancia sustancial. (Su promedio de ventas por tienda es mayor que el de  Pizza Hut, Domino’s,  o Little Caesar’s.) Su  equipo tenía la meta de crear una compañía más grande. Comenzaron  a hablar de lo que  sería necesario para abrir unos cuatrocientos o quinientos nuevos  restaurantes al año. Y fue así como comenzaron a concentrar su atención  en la  formación de líderes para poder elevar la compañía al siguiente nivel. Oney dice: “Nuestro buen éxito en el mercado se debe a que nos concentramos en la calidad, y a nuestro deseo de que las cosas se mantengan sencillas. Y nuestro buen éxito como compañía lo debemos a la gente buena con la que trabajamos”.

Desde el comienzo del decenio de los noventa, Schnatter y Oney se han dedicado a formar un equipo de líderes de la más alta  cualificación, que a su  vez están contribuyendo al explosivo crecimiento de la compañía. Gente como  Blaine Hurst, presidente de Papa John’s y vicepresidente de la junta directiva; Drucilla “Dru” Milby, jefe principal de finanzas; Robert Waddell, presidente del servicio de comida de Papa John’s; y Hart Boesel, jefe de las operaciones de franquicia.

El crecimiento de Papa John’s ha sido  fenomenal en una industria que hace una década se creía que estaba abarrotada  de competidores. En 1997, Papa John’s abrió más de trescientos cincuenta nuevos restaurantes. Se esperaba que en 1998 el número aumentaría a más de cuatrocientos. También se  están haciendo planes para lanzar a Papa John’s al mercado internacional. No piensan dejar de crecer hasta que sean los vendedores de pizza más grandes del mundo.

“El reto ahora”, explica Oney, “es la formación de los próximos líderes. La  compañía se halla muy bien en términos económicos.  [La adquisición] de propiedades siempre es una batalla, pero podemos tener éxito en  eso también. Y la economía nunca es impedimento cuando se ofrece al cliente un  buen  precio. La clave es la formación de líderes y esto se hace instruyendo a los individuos”.

LA MATEMÁTICA DEL LÍDER PRODUCE CRECIMIENTO EXPLOSIVO

John Schnatter y Wade Oney han tenido buen éxito porque han aplicado la Ley del Crecimiento Explosivo. Todo líder que aplica  esta ley cambia la matemática del seguidor por lo que yo llamo  matemática del líder. Así funciona. Los líderes que forman seguidores ayudan a su organización a crecer a un ritmo de 1 persona a la  vez. Pero los líderes que forman líderes multiplican su crecimiento, pues con cada líder se forman también todos los seguidores de ese líder. Añada 10 seguidores  a su organización, y tendrá el poder de 10 personas. Añada 10 líderes a su organización, y tendrá el poder de 10 líderes multiplicado  por todos los seguidores  y líderes en que  ellos  influyen. Esa es la diferencia entre adición y multiplicación. Es como hacer  crecer su organización por equipos y no  por individuos. Cuanto mejor sean los líderes que  forme, tanto mayor será la cantidad de seguidores y la buena calidad de los mismos. 

Para llegar al nivel más alto, usted tiene que formar líderes de líderes. Mi amigo Dale Galloway afirma: “Algunos líderes quieren hacer seguidores. Yo quiero hacer líderes. Y no sólo quiero hacer líderes, sino que quiero hacer líderes de líderes. Y luego líderes de líderes de líderes”. Una vez que logra seguir este patrón, casi no hay límite para el crecimiento de su organización. Por eso digo que para añadir crecimiento, dirija seguidores, pero para  multiplicar el  crecimiento, dirija líderes. Esa es la Ley del Crecimiento Explosivo.

UN ENFOQUE DIFERENTE

Para ser un líder que forma líderes se requiere un enfoque y una actitud completamente diferentes de la de los que forman seguidores. Considere algunas de las diferencias:

*LIDERES  QUE  FORMAN SEGUIDORES:

- Deberán  necesitarse   
- Se concentran en las debilidades   
- Forman a veinte por ciento del nivel bajo     
- Tratan a su gente por igual para ser “justos”    
- Acumulan poder 
- Pasan tiempo con los demás   
- Crecen por adición     
- Sólo impactan a quienes tocan personalmente    

*LIDERES QUE FORMAN LIDERES:

- Quieren ser sucedidos 
- Se concentran en los puntos fuertes 
- Forman al veinte por ciento del nivel alto 
- Tratan a sus líderes como individuos para causar impacto    
- Dispensan poder 
- Invierten tiempo en los demás 
- Crecen por multiplicación 
- Impactan a gente que está mucho más allá de su alcance

Formar líderes es difícil porque lo es más encontrar y atraer líderes potenciales. También es difícil retenerlos  porque, a diferencia de los seguidores, son dinámicos y emprendedores, y tienen la tendencia a ir por  su propio camino. Formar líderes también es una labor ardua. La formación del liderazgo  no es pan comido. Exige tiempo, energía, y recursos.

LÍDER FORMADO DESDE LEJOS

La formación de líderes ha sido el enfoque de  mi  vida en los últimos veinte años. El impacto en mis organizaciones siempre ha sido  muy gratificador. Pero en los últimos 10 años, también he tenido el increíble privilegio de ver que impacta a otros líderes y sus organizaciones. Eso ha sucedido porque muchos de los líderes que he ayudado a formar en el decenio pasado trabajan en otras organizaciones. Como  resultado, en ocasiones me sorprende encontrar a alguien a quien he formado sin siquiera saberlo. Eso fue lo que sucedió el otoño pasado cuando fui a  una conferencia en el exterior.

Como  mencioné en capítulos anteriores, a  veces enseño fuera de los Estados Unidos acerca del liderazgo. A través de los años, he  dado  conferencias en Australia, Brasil, Canadá, India, Indonesia, Corea, Nueva Zelandia, Nigeria, y Sudáfrica. Además, mis libros han sido traducidos a más de veinte  idiomas, y mis cintas son distribuidas en muchos países alrededor del mundo. De modo que sé que mis principios de liderazgo han viajado lejos. Y aun así hace algún tiempo recibí  la agradable sorpresa cuando viajé a la India, de reunirme  por primera vez con David  Mohan en la ciudad de Madras, y escuchar una historia extraordinaria.

El pastor  Mohan dirige la iglesia cristiana más grande en toda  la India. Viajé allí para enseñar sobre el liderazgo a un grupo de unos  dos mil pastores. Cuando llegué, me  saludó como  a un viejo amigo que tenía mucho tiempo de no ver. Yo iba tarde esa mañana, pues nuestro avión se había retrasado cinco horas antes de nuestra llegada, de modo que no tuvimos mucho tiempo de conversar antes del  inicio de la conferencia. Mientras yo enseñaba sobre el liderazgo, el se sentó en la  primera fila y comenzó a absorber todo lo que yo decía. Cuando enseñé la Ley de las Prioridades y el Principio de Pareto, vi que reunió a sus más altos líderes alrededor de él  para cerciorarse de que  entendieran todo lo que yo estaba comunicando. Y en ocasiones, mientras yo introducía otro principio que es parte de mis enseñanzas fundamentales acerca del liderazgo, parecía que ya esperaba lo que yo iba a decir. 

Cuando terminé la conferencia, me  dio las  gracias de manera muy afectuosa e insistió en llevarme al aeropuerto. Mientras hacíamos  el largo recorrido, me  refirió su historia. Dijo que originalmente estaba programado para  estar en Pittsburgh, Pennsylvania, durante esta conferencia, pero cuando supo que  yo iba, cambió sus planes porque quería conocerme. Siete años  atrás, su iglesia  había estado compuesta de unas setecientas personas. Esa es una iglesia de buen tamaño, especialmente en un país como  la India. Pero él quería alcanzar a más personas y causar  un mayor impacto en su área. Reconoció que para poder hacerlo, debía comenzar a formar  líderes entre el pueblo que pastoreaba. 

Para ese tiempo alguien le habló de mis libros y cintas de  audio acerca del liderazgo. Durante los siguientes 7 años, fue como una  esponja, leyendo mis libros, escuchando mis cintas, y absorbiendo todo lo que podía aprender sobre el liderazgo. Y también estaba formando a algunas personas en líderes fuertes.  Conforme  él crecía, su equipo de líderes también lo hacía. Conforme  ellos crecían, la iglesia también crecía. Cuando visité la iglesia en el otoño de 1997, catorce mil personas estaban asistiendo a sus cultos todos los fines de semana. Y no sólo eso, sino que una de  cada 10 personas de su iglesia ha sido capacitada y  formada como líder. Me  estaba  dando las gracias a  mí  por la ayuda que sin saber le había dado.

Me sentí conmovido por lo que me  dijo; también me  sentí increíblemente motivado. Comencé a preguntarme  cuántos otros hombres  y mujeres habrá que  nunca he conocido y que han aprendido acerca del liderazgo,  y como  resultado están causando un mayor impacto en la gente. El conocer a este pastor y haber escuchado su historia reforzó mi compromiso de continuar enseñando acerca del liderazgo.

No sé en qué lugar se encuentre usted en  su jornada de desarrollo del liderazgo. Tal vez esté trabajando en el crecimiento de  su propio liderazgo, o tal vez ya sea un líder altamente desarrollado. No importa dónde esté, una  cosa puedo decirle: Sólo llegará al nivel más alto si comienza a formar líderes en vez de seguidores. Los líderes que forman líderes experimentan en sus organizaciones un efecto multiplicador increíble que no se puede alcanzar de ninguna otra manera — ni  por aumentar los recursos, reducir los costos, aumentar el margen de ganancias, analizar sistemas, implementar procedimientos gerenciales de calidad, o cualquier otra cosa. La única forma de experimentar un nivel de crecimiento explosivo es practicar la matemática — la matemática del líder. Ese es el poder increíble de la Ley del Crecimiento Explosivo.

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